Defender nuestra e privacidad

Defender nuestra e-privacidad

Nuestro ordenador se alía con Google y graba nuestras compras.

Google lo sabe todo acerca de nosotros. Lo conoce todo, incluidos nuestros gustos personales, afiliaciones políticas y, por supuesto, qué compras hemos realizado mientras navegamos por Internet. Se ha convertido —junto con Facebook— en el Gran Hermano de la red de redes. Podemos ver un pequeño ejemplo de esto simplemente entrando en la web https://myaccount.google.com/purchases habiendo previamente iniciado sesión en nuestra cuenta.

Como casi todo en esta vida esto tiene una parte buena y otra mala. Comencemos por la menos evidente.

La (probablemente) única ventaja de que Google lo sepa todo sobre ti

Que Google conozca nuestras compras previas y gustos personales nos puede resultar bastante útil, siempre y cuando no valoremos excesivamente nuestra privacidad. Los anuncios que nos aparecerán mientras navegamos por Internet estarán a priori basados en lo que nos interesa. Si somos unos apasionados de la pesca es mucho más probable que en nuestro diario navegar nos aparezcan anuncios de cañas, moscas o cebos a que nos veamos invadidos por anuncios de camisetas del Barça o del Betis. Solo nos mostrarán lo que nos interesa. O lo que Google cree que nos interesa, aunque suele acertar bastante.

El auténtico negocio de la gran G: rastrear

Todo lo demás son desventajas. Como se dice en el mundo de los negocios, “cuando algo es gratis, el producto eres tú”. La información es la auténtica moneda global del siglo XXI y nosotros formamos parte de la divisa. La actividad principal de la gran G se basa en rastrear nuestros datos. El modelo de negocio de la gran G y Facebook consiste principalmente en las ganancias que reciben gracias a los anuncios. ¿Cómo si no iba a ganar dinero una compañía que ofrece multitud de productos útiles de manera gratuita? Google Ads (o AdWords) genera aproximadamente el 85% de los ingresos de la compañía. El porcentaje es aún mayor en Facebook Ads. El resto de ingresos provienen sobre todo de ventas de móviles y de Google Play. Las empresas pagan a la gran G una tasa por anunciar sus productos en Internet (y la gran G paga a las webs que no son de su propiedad una pequeña tarifa por mostrarlos). Cuanto más focalizado sea el grupo de “clientes” a los que mostrar el anuncio, más dinero cobrará la gran G por anunciarlo. No es lo mismo mostrar un anuncio de fundas de iPhone a toda la población de Estados Unidos, sin distinguir sexo, edad o preferencias, que mostrárselo a hombres de negocios entre 35 y 50 años, dueños de un iPhone y que ya hayan realizado compras por Internet previamente. Y la gran G sabe perfectamente todos estos datos, y muchos más. Pero ¿cómo logra esto?

No queremos asustarte, pero prueba a descargar los datos que google tiene sobre ti mediante la herramienta Google Takeout. La gran G sabe cada sitio por donde has estado gracias a aplicaciones como Google Maps, Google Fit u otros programas que utilizan el GPS del móvil. A veces, y aunque resulte sorprendente, lo saben sin el GPS. Sabe las búsquedas que has realizado, las páginas donde has entrado y el tiempo que has permanecido y las actividades que has realizado en ellas, gracias a su buscador, el navegador Chrome o tu móvil Android. Además, multitud de las cookies de páginas web ajenas a Google también son utilizadas para cribar, catalogar y finalmente almacenar cualquier clase de información. Gracias a sus apps de Google Play pueden saber qué comida te gusta —si utilizas aplicaciones como Just Eat o similares, aunque también lo pueden llegar a averiguar mediante tus búsquedas de restaurantes y opiniones— entre otra gran cantidad de información. De tus correos electrónicos de Gmail también sacan información, aunque no los “lean” como tal. La privacidad de tus mensajes está asegurada… más o menos. Saben tus horarios gracias a cuándo interactúas con el móvil o con determinados servicios en tu ordenador, el tipo de música y libros que te gustan (Google Play Music y Google Play Books). Conoce a tus amigos y conocidos gracias a los contactos de tu móvil Android y de tu cuenta de correo. La gran G te conoce mejor de lo que te conoces tú mismo. Y utiliza toda esa información para venderte cosas que te encantan. Puedes ver el perfil exclusivo que la gran G tiene sobre ti en https://adssettings.google.com/authenticated.

Todo esto está muy bien, pero ¿cómo podemos evitarlo?

Tenemos malas noticias: a estas alturas y a poco que hayas navegado por Internet google ya sabe todo lo que necesita saber sobre ti. Podemos evitar, no obstante, que siga recopilando datos. Esta tarea no es nada sencilla y probablemente afecte en gran manera a tu forma de relacionarte mediante Internet, pero si tu privacidad es lo más importante para ti tenemos una serie de consejos.

Consejos para defender nuestra e-privacidad

Para empezar, instala en tu navegador algún complemento para evitar mostrar esa publicidad tan invasiva en los sitios web. ¡Ojo! Esto no evita en absoluto que la gran G siga recopilando información sobre ti, pero es un primer —y sencillo— paso para empezar a dejar de ver sus efectos más notables. La extensión más conocida es el AdBlock y está disponible de manera gratuita para la mayor parte de navegadores que admiten complementos.

Para continuar, deja de usar la gran G. Es más sencillo decirlo que hacerlo, puesto que a día de hoy la gran G lo invade todo en la red de redes. Puedes comenzar con el buscador: DuckDuckGo es un buscador que respeta tu privacidad y no recopila datos sobre ti, ni sobre tu historial de navegación, bloquea los rastreadores publicitarios… Por supuesto tiene una gran desventaja, y es que su algoritmo de búsqueda no es ni de lejos tan potente como el de la gran G. Ninguno lo es en realidad, así que tampoco es una gran desventaja. Sigue siendo un gran buscador y cada vez más optimizado y utilizado. También tiene su propia app para móvil, en sustitución de la de la gran G. Es el primer paso para recobrar un poco de tu privacidad.

Lo siguiente debería ser borrar lo que google ya tiene almacenado acerca de ti. No vas a poder borrarlo todo, pero sí una gran cantidad. Para ello has de acceder a la herramienta de Google Takeout que mencionábamos anteriormente y borrar desde ahí la información que consideres necesaria. De paso, podrías cambiar tu cuenta de correo de Gmail a otra menos invasiva como ProtonMail.

Los siguientes pasos son más difíciles. Dejar de usar apps que recopilen información para La gran G, no usar teléfonos con Android (aunque nos tememos que Apple no es mucho mejor a este respecto) o usar versiones de Android “cocinadas” para respetar tu privacidad. Dejar de usar Chrome y YouTube también se antoja bastante necesario, aunque puedes seguir utilizando este último —junto con el buscador, si lo deseas— entrando siempre en el modo oculto (o modo incógnito) del navegador. Navegando desde este modo no se almacenarán tus cookies, formularios o historial. Tu proveedor de servicios (Movistar, Vodafone, Yoigo, Euskaltel…) seguirá sabiendo lo que visitas, pero no le van a “dar” esta información a la gran G. Chrome seguirá sabiendo tus datos aun entrando en modo incógnito, así que puede ser un buen momento para pasarse a otro navegador como Firefox o incluso uno completamente orientado a la privacidad como Tor. De hecho, tu alternativa completamente segura —y relativamente compleja— para navegar por Internet debería pasar por instalar un navegador Tor y mantener de esta manera tus datos completamente a salvo. Intentar explicar Tor daría para otro artículo, pero te dejamos el enlace a su página principal en castellano por si quieres conocer más acerca del proyecto: https://www.torproject.org/es/.

¡Y esto es todo! Hay maneras más precisas de evitar el rastreo por parte de la gran G (y de Facebook, Apple, Microsoft, Amazon…) pero también bastante más complicadas y que requieren unos conocimientos mínimos de informática. Este es un buen punto de partida si deseas limitar el conocimiento de las grandes corporaciones sobre lo que te interesa. Aunque la tarea es tan ardua que puede que prefieras seguir “disfrutando” de anuncios a medida y seguir navegando como lo hacías hasta ahora. ¡La decisión es tuya!

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